sábado, 21 de enero de 2012

LOS CHINOS ESTÁN DETRÁS DEL MAGDALENA

El problema de las inundaciones en cerca de las 700 poblaciones, localizadas a lo largo de los 1.540 kilómetros del Magdalena, no se soluciona de la noche a la mañana, pese a las recomendaciones de un montón de estudios que reposan en los anaqueles del Ministerio de Transporte y de Cormagdalena, que podrían ser una salida a esta situación, pero siempre y cuando se inviertan más de US$1.000 millones.

Desde la época del Libertador Simón Bolívar se viene hablando de buscar una solución que permita explotar la mayor y más importante hidrovía del país y solucionar los problemas de inundaciones, que 200 años después nos siguen afectando en cada invierno.

De acuerdo con los meteorólogos, este es el invierno más inclemente y lo más complicado es que con el cambio climático la situación tiende a agudizarse.

Uno de los expertos que más sabe sobre el río Magdalena, Paulino Galindo, sostiene que lo que está ocurriendo es la secuela de un error de planificación que permitió a más de 700 poblaciones, entre corregimientos, veredas y municipios, instalarse a pocos metros del río, invadiendo los valles que el afluente requiere para rebozar en cada invierno.

El mismo Bolívar, preocupado por la comunicación entre el interior del país y el mar Caribe, lo que permitía de paso tener la posibilidad de conectarse con Europa, entregó en concesión la explotación del río al alemán Juan Bernardo Elbers.

Esta concesión, como muchas otras a lo largo de la historia, no tuvo una buena salida.

El contrato consistía en la explotación monopólica del río, que le daba derecho a cobrar un peaje, el cual era el doble subiendo de lo que costaba bajando.

Este peaje se le pedía al dueño de la carga, al pasajero o al propietario del caballo que se movilizara, pero como los ingresos eran mínimos, Bolívar autorizó a Elbers a explotar las orillas, pero siempre y cuando pagara a sus dueños por las tierras.

En ese momento, consideran los historiadores, fue que empezó el desastre del Magdalena, ya que se hicieron los primeros desarrollos agropecuarios, con cultivos como el tabaco y otros productos para incrementar la carga. Ahí arrancó la expansión de tierras y sus propietarios corrieron sus cercas y ganaron muchos metros al río, que hoy son los que están inundados.

Este concesionario fue el primero que provocó daños ambientales en el río, los mismos que buscan solucionar a como dé lugar.

La concesión, que tenía como contraprestación mantener dos vapores operando, transportar el correo, tropas y pertrechos en caso de guerra, terminó unos pocos años después, luego de que el general Francisco de Paula Santander sucediera a Bolívar en la Presidencia de la República.

Santander alegó que Elbers no cumplió con los vapores y esto le permitió entregar la concesión a un grupo de ingleses, quienes se dedicaron más al negocio de venta de munición a las tropas en conflicto que a mantener la navegación.

Luego vinieron otros gobiernos que contrataron diversos estudios con el mismo objetivo.

Laureano Gómez, siendo ministro de Obras Públicas y Transporte, solicitó al consorcio alemán Julio Berger la elaboración de los diseños necesarios para recuperar la navegación entre Neiva y Barranquilla.

A lo largo de una década los alemanes hicieron pruebas de campo y análisis para aplicar medidas que permitieran devolverle la época dorada del río, pero la experiencia de éstos en la recuperación de los ríos Elba y Oder no sirvieron de nada, ya que a pesar de que había un contrato firmado, éste nunca se ejecutó y las razones nunca quedaron claras.

Algo nada distinto a lo que pasa hoy con el contrato por $126 mil millones, suscrito entre la Nación y un consorcio integrado por Conconcreto y Valorcom para la construcción de un juego de esclusas en el Canal del Dique, el cual se está liquidando por considerar que iba en contravía con las aspiraciones de recuperar la navegación y la explotación del río. Para lo cual hace unos pocos días el saliente director de Cormagdalena, Juan Gonzalo Botero, suscribió otro con Hydrochina, que busca elaborar un plan maestro para la explotación del río Magdalena en todos los sectores.

Paulino Galindo considera que si se hubiera ejecutado el contrato de los alemanes la suerte del país sería otra y no tendríamos estos problemas que hoy se pretenden solucionar a través del Plan Maestro, que en dos meses entregarán los chinos.

El contrato con los alemanes costaba $5 millones y se pagaría uno cada año, pero éste se liquidó y la problemática se dejó a la deriva y hoy está fuera de control, a tal punto que millones de personas han sido afectadas por el desbordamiento de sus aguas.

Pese a que este año se harán inversiones por $7.000 millones en el dragado del río en el sector de Puerto Berrío y Puerto Salgar, donde nunca se ha dragado, el Gobierno tiene puestas sus esperanzas en el contrato suscrito hace unas semanas con Hydrochina, con el cual se encontrarán las soluciones a los problemas de navegabilidad y de inundaciones del Magdalena; sin embargo, expertos consideran que no se puede pensar en que en el país se pueda construir un proyecto como la represa de las Tres Gargantas, como en el río Yangtsé, lo que solucionó algunos problemas, porque las inundaciones se mantienen en algunas poblaciones a lo largo de los 6.300 kilómetros de este río.

El contrato con Hydrochina, que tendrá un costo de US$6,4 millones, de los cuales el gobierno chino aportará US$5,7 millones, le permitirá al país contar con un diagnóstico para realizar un Plan Maestro de Aprovechamiento del río Magdalena. Allí se determinará la potencialidad del río en el desarrollo de la navegabilidad, la explotación y la adecuación de tierras, el desarrollo piscícola y la generación de energía.

De acuerdo con el vicepresidente de Hydrochina, Yu Zhiwen, quien estuvo presente en la firma del contrato, antes de oficializarse el acuerdo ya había 16 ingenieros expertos analizando los primeros detalles.

El directivo explicó que durante 24 meses se hará la medición y análisis del río a lo largo de sus 1.540 kilómetros y especialmente en esta época invernal, donde se pueden obtener excelentes mediciones.

El ingeniero chino recalcó que por ahora lo que hay que hacer es mantener una alerta temprana de la rama en las poblaciones ribereñas para evitar tragedias y reforzar los muros que están protegiendo las zonas de las viviendas.

Zhiwen señaló que no se puede comparar el Magdalena con el Yangtsé, ya que las circunstancias son distintas y el espacio geográfico y geológico es distinto. Una de las diferencias es que los gobiernos chinos han invertido y siguen invirtiendo en el río, debido a que algunos sectores todavía se ven afectados por las inundaciones.

Lo importante no es que los resultados del estudio, que se conocerán en 24 meses, se puedan poner en práctica y no termine en otro anaquel del Ministerio de Transporte o de Cormagdalena, entidad que está saliendo de un letargo por falta de la renovación de su presupuesto de 2011, el cual se realizó hace dos semanas, cuando también presentó la renuncia a su cargo su director Juan Gonzalo Botero.

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